Estamos diseñados de manera que el propio organismo cuenta con la capacidad intrínseca de ir en busca de un equilibrio integral que nos mantenga sanos por naturaleza; es decir que la maquinaria humana, tan compleja y sofisticada, tiene un programa instalado, por así decirlo, que detecta las posibles alteraciones tanto externas como internas, que puedan suponer una amenaza para el buen mantenimiento de nuestra salud.
A este conjunto de fenómenos de autorregulación se le llama Homeostasis.
La homeostasis es la capacidad del organismo para presentar una situación físico-química adecuada y constante, incluso frente a alteraciones o cambios impuestos por el entorno o el medio ambiente.
Es decir que nuestro cuerpo y organismo está diseñado para poner en marcha todos los sistemas anatómicos que nos conforman, para que funcionen siempre a nuestro favor; buscando en todo momento la autorregulación de las premisas básicas que el organismo ha de cumplir para estar en equilibrio y salud.
Esto en sí mismo, ya es un tipo de autosanación; lo damos por hecho, pero realmente es algo maravilloso y sofisticado; esa niñera interna que vela por nosotros día y noche las 24 horas del día… ¿No os parece milagroso y sorprendente?
Aquí, en este punto, quiero haceros conscientes de las cosas que nosotros hacemos o las que no hacemos, las cuales afectan negativamente a este proceso de autorregulación del cuerpo; dificultando su desarrollo natural y reduciendo esa capacidad que todos tenemos de por vida.
Hay que favorecer esa capacidad del organismo, hay que valorarla y tenerla en cuenta poniéndole el trabajo lo más fácil posible.
Para ello hay que tener consciencia de un conjunto de hábitos y autocuidados, de los cuales hablaremos en los siguientes módulos, que no sólo contemplen el espectro físico de la persona sino también, y como ya hemos dicho anteriormente, de las restantes manifestaciones psico emocionales de su ser. Los cuerpos de los que estamos compuestos se afectan unos a otros. Son un equipo que trabaja conjuntamente y se complementan entre sí, no hay ninguno más importante que otro.
Tenemos mucho más poder a la hora de influir en nuestra salud de lo que creemos o nos han hecho creer.
El hecho de poner atención en despertar esa capacidad es una vía de autoconocimiento que, de forma paralela, nos llevará a una mayor seguridad en uno mismo, un incremento de la autoestima y del amor propio, así como poner de manifiesto de forma clara y contundente, nuestro propósito o sentido de vida, nuestro dones, talentos y potenciales, de manera que nos hagamos responsables de la vida que queremos manifestar a pesar de que las circunstancias externas nos empujen a todo lo contrario.
El ser consciente de la parte de poder y responsabilidad que tenemos en la preservación de nuestro bienestar, nos hace seres libres, empoderados y con más recursos para afronta las experiencias desagradables o dolorosas en la vida.
Hay algo que forma parte de ti, está en ti, debajo de todas las capas que te has ido poniendo para encajar, resistir y lidiar con la vida que has tenido; esa parte es la Esencia y esa esencia si es despertada, es capaz de conectar con capacidades que ahora no contemplas porque están dormidas.
Una de ellas es tener la capacidad de, a través del manejo consciente de la energía vital, poder ser dueños de nosotros mismos y de nuestros procesos biológicos, para que se desarrollen correctamente, ya sabéis que no hablo sólo de temas físicos sino de estados de ánimo, de paz interior, de vivir con calidad y autenticidad, de amar lo que somos y tener un conocimiento de nosotros mismos más profundo, el cual le dé un sentido sólido a nuestra existencia, a través del cual, podamos desarrollar lo mejor de nosotros, disfrutarlo y ponerlo al servicio de los demás.
Llegados a este punto, estaríamos en un estado de consciencia y de vibración más elevado, en el cual, es mucho más difícil o incompatible, que se manifieste la falta de salud o la enfermedad.
Desde el origen esencial,
Ariadna Farell